Uno de los rasgos predominantes de la danza coreana es que así como a los bailarines
occidentales les gusta dominar el espacio y jugar con la luz, el sonido, y la dinámica del
movimiento, a los bailarines coreanos no les interesan los aspectos externos del movimiento
físico sino más bien el expresar un sentimiento metafísico.
La danza tradicional coreana presenta seis variedades; los rituales, chamanista, budista
y confuciano, los pasatiempos de la corte, danzas folclóricas o populares y de las máscaras.
La influencia del confucianismo y del budismo en la danza tradicional coreana es muy
importante. Se ha dicho que la influencia confuciana ha tenido connotaciones más bien
represivas, mientras que la actitud más indulgente del budismo contribuyó al desarrollo de
hermosas danzas de corte y a muchos rituales chamanistas para honrar a los difuntos.
De las 56 danzas de corte que llegaron a existir sólo hay cuatro que subsistan hoy día.
Estas son el “Kom-mu” o “Danza de la Espada” del período Shilla, la “Hak-mu “o “ Danza
de la Grulla” del período Koryo, la “Kiak-mu” o “Danza del Instrumento Musical” del
período Paekche y la “Chunaeng-mu” o “Danza del ruiseñor cantando en la primavera” de
la dinastía Choson. Sin embargo, las danzas tradicionales coreanas que han llegado hasta
nosotros son principalmente de la variedad popular: danzas de chamanes y campesinos. El
“chaman” o “mudang,” que servía de médium entre la gente y los espíritus bailaba estas
danzas rituales para consolar a los espíritus de los muertos y pedirles buena suerte.
Observar el movimiento hipnótico y desenfrenado de un chaman en acto ritual produce una
sensación poderosamente rítmica y muy cargada de emoción.
Las danzas de los agricultores tenían relación con los trabajos del campo y solían
bailarse en el ámbito de un “ture” o unidad laboral colectiva, una de las instituciones peculiares de la vida rural de Corea. Estas danzas a mediados del período Koryo, hacia el
año 1300, experimentaron la influencia de los “namsadang” o grupo étnico similar a los
gitanos, procedentes de Manchuria y de Asia Central, que recorrían la península coreana
cantando, bailando y practicando juegos acrobáticos.
Otra danza popular de origen folclórico es la danza de la máscara o “talchum”, que se
caracteriza por ser una mezcla de teatro y danza al mismo tiempo. Aunque su origen es
muy remoto, se desarrolló especialmente entre las clases populares del período Choson.
Esta danza expresa generalmente un sentimiento de rebeldía del pueblo llano hacia la
realidad cotidiana de sus vidas. Tiene también un componente satírico: el bailarín
enmascarado se burla de la nobleza insensible, de los monjes corruptos, de los esposos que
se pelean, etc. Con máscaras estilizadas que proclaman la identidad de los personajes, los
bailarines dan vueltas sobre la estera, saltan, y hacen notorios gestos con sus cabezas
tratando de ayudar la narración de la historia.
Junto a la danza tradicional, Corea ha conocido un importante desarrollo de la danza
contemporánea: la primera compañía que se creó, tras la liberación de la colonización
japonesa, fue la Compañía Moderna de Ballet de Seúl, dirigida por Han Tong-in.
Posteriormente han ido surgiendo numerosos grupos de danza en las principales ciudades
del país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario